Muchas veces he caído
Pero nunca he mirado el suelo tan de cerca
Esta vez mi caída fue muy distinta
Mis manos no se encontraban cerca
Mis rodillas parecían ser de hilo
Y mi cara, mi cara recibió la bofetada más brutal.
No es demasiado importante contar el motivo de la caída
Y de hecho no sé si lo hubo
Confórmense con saber que el suelo
Fue mi lecho gris húmedo y pantanoso.
Aquel instante fue eterno
El frio del pavimento en pugna con mi cálida sangre
Finalmente el hielo triunfo,
Me entumecí por completo y dormí así
Sin más almohadas que mi pómulo y mejilla
Pero descubrí que no hay mejor cojín que un ojo inflamado.
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