Haz pisoteado mis manos con alevosía
Quizás creas que las palabras que escribo pueden dañarte
Sé que sabes que haz errado rotundamente
Que mis palabras salen desde un abismo aún más tétrico
Y que aquellos ruidos van siempre acompañados de gritos
Que sin lugar a dudas desgarran mucho más fácilmente tu fragilidad
Eres para mí de cristal
Tan frágil que al más mínimo choque con el piso
Te quiebras en mil y un pedazos.
No eres la serpiente que crees ser
Tampoco la víbora que todos temen
No te regeneras ni cambias de piel
No te contraes en mi cuello
No me callas, ni me callaras.
Soy el grito que oyes por las noches
Soy la ira y el descontrol
Soy un caos, soy tu caos
No es necesario que me ahorques
Aún sin hablar sabes lo que mi mente alberga
Si entras en ella te pierdes
Soy tu amazonas de rosas
De aquellas espinadas hasta más no poder
Seré quien en el silencio te perturbara
Seré aquel que en el silencio se silenciara y aún así temerás
Seré el pantano y la hiedra
Seré el rio calmo pero a pesar de eso te llevaré a mí destino
La luz brillará tan salvajemente
Que tus pupilas se abrirán tanto como tu corazón
No las podrás cerrar y así partiremos a ciegas
Seguiremos el sendero equivocado
Nos sentaremos en su berma y esperaremos eternamente.
El tren no pasará a menos que el tiempo corra
El tiempo perdió sus piernas para correr
Y la línea férrea fue testigo de la cercenación de esas extremidades
Todos perdimos el rumbo y a pesar de aquello nos esmeramos en seguir.
No confíes solo anda... grita, corre, crea y destruye...
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