miércoles, 3 de febrero de 2010

Las noches son realidades pasmosas, son hechos que se escapan de las manos ya no como el agua sino como el viento, dejan solo el frío, dejan estepas de deseos, dejan sueños que simulan fiordos, dejan cabos sin atar y besos sin sentir, besos por buscar.

Acá la Luna y las estrellas son esperas, las nubes son albergues de esperanzas, lanzo ilusas miradas hacia el cielo como buscando verlas, como oyendolas venir, el viento aquí no silba, el viento se deja caer y regala sonidos, monta orquestas, da sinfonías inconclusas de un devenir innegable.

El cielo se cubre con mantas densas, con grandes telas blancas y negras y grises. Estas huyen, arrancan de las miradas, no creen en los limites y trasnsforman las barreras en infinitos.

Yo aun miro el cielo buscando lunas, buscando estrellas. Yo no soy de acá, pero creo que nací para algo parecido a esto: para buscar, para intentar encontrar; para mirar cielos, ver estrellas, contemplar, besar, extrañar y adorar lunas

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